Suavidad nocturna

 Salí de aquella fiesta muy molesta. El idiota que se suponía era mi novio, había decidido que no sería mala idea besar apasionadamente a otra mujer  en la habitación del anfitrión, estando su pareja en el porche bebiendo sangría.

No es que la idea de él con otra fuera mala, pude haberme unido, sino fue el hecho de mentir y pretender que no lo había hecho o que yo no lo notaría. Lo busque y al abrir ahí estaba, acariciando los senos pequeños y firmes de la chica, desnudos y tal vez cálidos.

Caminé hasta el centro, en ese entonces no habría problema, eran las 10 pm, la noche joven y yo con ganas de beber hasta olvidar que algunos hombres no valen la pena. No estaba triste, solo molesta. Tan irritada que no me incómodo caminar con stilletos y mini falda a escasos 2c°. A los 15 minutos ya estaba entre letreros de neón y esos animales nocturnos que deambulan cada fin de semana en busca de un poco de vida entre rutina.

Mentiría si dijera que supe a donde ir, ni lo pensé, vi un letrero luminoso y colorido, entré sin pensar, pedí mi bebida y me senté en una mesa al fondo, no había nadie más a los lados. Uno de los meseros se acercó, un tipo con pestañas postizas y maquillaje impecable, me extrañó pero no supuse nada, tal vez ese era su gusto y en eso yo no debería imponer juicio. Le pedí un par de cervezas y un tequila, iba a desquitar el dinero que alcance a bajarle a mí ahora ex novio. Al terminar aquellas copas, fui al baño.

Una vez que hice lo debido, salí directo al lavabo y la vi: sentada sobre el lavabo con un cigarro en mano.

- Te vi allá, vienes sola- dijo sin rodeos. La observé rápidamente, piernas delgadas, cabello largo y ondulado, oscuro, ojos grandes y ropa casual, llevaba tenis.

-Solo quería beber.

- ¿Despecho?

- Vi a mi ahora exnovio con otra. Pero no me siento triste, solo es molesto que un tipo así me haya visto la cara- sonreí.

-Suele pasar... ¿Gustas?- me ofreció una calada de su cigarro. Acepté.

-A veces hace falta uno... ¿También andas sola?

-No. Mis amigos se acaban de ir, pero yo todavía quiero quedarme.

-Si no te molesta, en mi mesa hay lugar para ti- dije con picardía.

-Vamos 

Fue justo al salir que supe que había entrado a un bar gay. Chicos bailando abrazados y con una bella calma, tan cómodos y tocándose sin pudor en una danza perfecta. El mesero con maquillaje a la  Boy George que me había atendido antes, me guiñó el ojo al verme con ella.

Bebimos un par de rondas mientras hablamos de trivialidades. De vez en vez, su mano acariciaba mi rodilla apenas cubierta por la fina capa de nylon de mis medias, deslizándose poco a poco más hacia dentro de los muslos.  Aprovecho para decirme nimiedades al oído y de paso rosar sus labios con mi lóbulo, al tiempo que, en una furtiva chance, la punta de su dedo índice rosó la línea de mi coño, logrando enchinarme la piel y erguir mis pezones. Rogué al cielo salir pronto y que pasara todo lo demás, estaba comenzando a mojarme.

Me dijo que su nombre era Lorna, tenía 28 (yo 21), que vivía a unas cuadras de ahí. Una cosa llevo a la otra y terminamos comprando una botella de vodka con intención de beberla en su departamento.

De camino, bromeamos y de nuevo aprovecho para tocar lo que podía, ahora su mano dibujaba la curva de mis nalgas y, de paso, su dedo se hundía muy suave por la línea que las divide.

El departamento era sencillo y acogedor, decorado estilo hippie, una recámara, aunque impecable y limpio. Me senté en el mullido sofá mientras ella iba por algo de hielo y vasos.

Bebimos un par de shots. Ahora, sus manos apretaban mi culo de forma descarada. Y yo por dentro quería ya pasar a comernos todo.

-Eres muy bonita- dijo sin rodeos y al tiempo que acariciaba mi oreja.

-Tu también...

- ¿Has estado con una chica antes?

-Nunca- respondí sin miedo, aunque en el fondo tuve una sensación de hielo sobre mis piernas. Nervios un poco. 

Ella se deslizó a mi lado y se dispuso a lamer mi oreja, de una forma tan sensual que ahora un calor recorría mi espina dorsal. Sus manos ardientes iban a mi culo.

Luego beso mi mejilla y llego hasta mi boca. Nos besamos un rato, era suave. Jamás sentí algo tan delicado, sus manos resbalaron delicadamente por mis muslos y con astucia se deshizo de las medias que los cubrían. Entonces se levantó y tomó mi mano, fuimos a su cama. 

Una vez desnudas, nuestros cuerpos se entrelazaron al mismo tiempo que su lengua intentaba traspasar deliciosamente mi garganta. Su piel contra la mía era suave y tan cálida, mi coño estaba empapado.

De pronto se detuvo y admiró mis senos, los masajeó y lamió un rato ¡Qué rica sensación! Fue bajando por mi vientre.

-Lo vas a disfrutar- pronunció tan sensual que apenas si pude contener mi deseo.

Sus carnosos labios se posaron en mi coño palpitante y con una fina maestría me dio la mejor mamada de mi vida. Ningún hombre fue capaz de tratar mi vagina con esa delicadeza y sensualidad. Su lengua hizo de mi coño su hogar.


Me sentí en un limbo de placer, una nueva forma de disfrutar el sexo. Mi cadera tomó vida propia y se movía al ritmo de cada lamida.
Ella se detuvo y se colocó sobre mí con mi coño entre sus piernas y nuestros coños, a su vez, tocándose deliciosamente.

Nos frotamos a su ritmo, mi clítoris contra el suyo, nos movimos con ritmo y calma. Tuvimos un orgasmo tan rico y caliente que no pude más, algo torpe pero fui directo a chupar su coño rosado y húmedo. Me dejé llevar y pude hacer que su vagina vibrará a chorros de fluidos. Un sabor dulce y diferente. Tuve ese néctar en mis labios y quise más, seguí hasta que ella me detuvo para volver a comer lo mío.

Esta vez provó metiendo la punta de su lengua en mi ano, sentí cosquillas y placer.

Así nos dieron las 3 de la mañana. Ella se quedó dormida, a las 3:30 decidí que era hora de partir a mi propio departamento.

La experiencia fue muy excitante, pero siendo honesta, de repente falta una gran polla para rellenar esos vacíos. Así que al siguiente fin de semana fui a buscarla y la encontré con un narizón larguirucho, pero esa es una historia para otro post.








Comentarios

  1. húmeda historia... pude ver el detalle de cada letra ... como un voyeur

    las 3AM... la hora del demonio

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